Ayer mentí. Dije que por esta parroquia casi no pasa nadie en verano, excepto a la hora de Misa. No es verdad. De noche viene una docena de jabalíes a levantar el césped. Me estoy plantando muy seriamente plantar patatas, medio trabajo de levantar el suelo ya está hecho. ¿Y los has visto? Me pregunta la gente. Pues muy pocas veces, cuando vienen suelo estar durmiendo y esos bichos son destrozones pero sigilosos. Un cazador experimentado pasaría la noche en vela, en silencio, esperando la llegada de las bestias?, pero no es mi caso.
Pero si dijese aquel mal siervo para sus adentros: ?Mi señor tarda en llegar? ?, ¿Qué es tardar? Uno puede llegar tarde si ha convenido una hora de llegada, si no se ha puesto ninguna hora uno no llega tarde, simplemente llega. Y el día y la hora no se nos han dicho (aunque muchos van diciendo que la saben y la cambian cada dos años), así que espera, el Señor no llegará tarde, llegará cuando tenga que llegar. Lo nuestro es estar vigilantes.
El Señor volverá. Ya sea en la parusía o en la hora de nuestra muerte. Que eso no te inquiete. ¿Qué haría si ahora hubiese una gran luz en el cielo, sonido estruendoso de trompetas y se oyese el canto de los ángeles? Pues seguramente me asomaría a la ventana para contemplar el espectáculo y seguiría escribiendo este comentario que nadie leería mañana. ¿Pedir perdón a los que haya podido hacer mal? Lo intento hacer todos los días y tienen su lugar en la Misa. ¿Pedir perdón a Dios? Procuro confesarme con frecuencia y cada instante me acojo a su misericordia. ¿Es que eres perfecto? Ni mucho menos, pero cuento que Dios sabe mis miserias y aun así me quiere. Si quieres que Dios venga en el momento en que estés mejor preparado, procura estar cada instante muy bien preparado.
Tristemente cada día me encuentro a más personas buenas, muy buenas, que están pactando con el pecado. Es decir, se saben en pecado mortal, saben que tienen que confesarse?, pero ya lo harán el domingo cuando vengan a Misa. Incluso pueden tener una Misa de funeral entre semana y comulgan, pues ya se confesarán el domingo. Y si el domingo hay cola para confesar o el sacerdote está solo y el feligrés llega tarde y se quiere ir pronto?, ya llegará otro domingo. Tendrían que oír la voz de Dios: ?¡Necio! ¿Quién te ha dicho que llegarás al domingo?? Esto no significa vivir con miedo, sino en la realidad, es dormirse en vez de velar, es invitar al ladrón a que siga haciendo boquetes en tu vida.
Valorar vivir en gracia de Dios, disfrutadlo, gozarse en ello, viviendo cada instante con intensidad. Dios está ahí, contigo. San Agustín lo buscaba por fuera y estaba más dentro de él que sí mismo. Y cambió su vida, para alegría de su madre.
Si quieres aprender a esperar acompaña a María en cinta, preparándolo todo, sin nervios, con todo cariño, cuidando cada puntada y cada detalle. ¿Por qué no va a ser así nuestra vida? No dejes que los jabalies destrocen tu alma.